El caso de Sudiksha Konanki toma un giro inesperado con nuevos testimonios sobre las peligrosas corrientes marinas en Punta Cana.
Un sorprendente testimonio podría cambiar la investigación sobre la desaparición de Sudiksha Konanki, la joven universitaria de 20 años que desapareció el 6 de marzo en una playa de Punta Cana.
Mientras el FBI y las autoridades dominicanas buscan en el mar, Emiliano Corominas, un surfista experimentado, advierte que las fuertes corrientes pudieron haber jugado un papel clave en el caso. Él explicó que esa madrugada había una «bandera roja» en la zona, indicando peligro en el agua.
Joshua Riibe, la última persona que estuvo con Konanki, declaró que una ola los arrastró, pero solo él pudo salir del agua. Sin embargo, Corominas advierte que en condiciones de marea alta y fuertes corrientes, una persona puede quedar atrapada en un ciclo de resaca sin poder escapar.
El testimonio de Riibe genera dudas. Según él, “un oleaje fuerte los golpeó y la marea los arrastró mar adentro”. Dijo que tragó agua y vomitó, perdiendo de vista a Konanki. Pero surge una pregunta: si el agua solo les llegaba a las rodillas, ¿cómo pudo la corriente llevársela tan rápido? Corominas explica que esto depende de la forma de la playa y de si la persona había consumido alcohol, algo que Riibe confirmó.
Otro punto clave son los arrecifes cercanos. Corominas explicó que si la corriente llevó a Konanki hasta los corales, encontrarla sería muy difícil debido a la acción del mar y los peces. A pesar del uso de drones y tecnología avanzada en la búsqueda, el surfista cree que revisar los arrecifes es crucial.
Un detalle que llama la atención es la desaparición de los zapatos de Riibe. Él dijo que alguien los tomó mientras estaban en la playa, lo que sugiere que había más personas en la escena. Esto abre nuevas interrogantes: ¿hubo testigos del momento en que Konanki desapareció? ¿Ocurrió algo más que no ha sido reportado?
También se cuestiona la capacidad de Riibe para reaccionar en la emergencia. Aunque dijo ser salvavidas de piscina, Corominas señala que esto no lo prepara para responder en el mar, donde las condiciones son mucho más peligrosas.
Hasta ahora, Riibe es considerado “persona de interés” en la investigación, pero no ha sido acusado de ningún delito. Su pasaporte ha sido retenido y permanece bajo vigilancia en el hotel. Su familia ha pedido garantías legales, ya que afirman que ha sido interrogado sin traductores oficiales.
Los padres de Konanki creen que la búsqueda debe ampliarse más allá del mar. Argumentan que ella nunca salía sin su teléfono, el cual quedó con sus amigas en el hotel. Esto sugiere que su desaparición podría tener más elementos desconocidos.
Mientras se siguen descubriendo nuevas pistas, la gran pregunta sigue sin respuesta: ¿fue el mar el responsable de su destino o hay algo más que aún no se ha revelado?