¿Alofoke pone Presidente? La verdad incómoda detrás del mito
Diario Al día – Santo Domingo – ¿Tiene Santiago Matías el poder de sentar a alguien en la silla presidencial o es solo un espejismo digital? Se dice en los pasillos, se comenta en las redes y muchos políticos lo creen a pies juntillas: “Si Alofoke no te apoya, no ganas”. Pero, ¿es cierto que […]
Fotografía: Archivo / Shutterstock
Diario Al día – Santo Domingo – ¿Tiene Santiago Matías el poder de sentar a alguien en la silla presidencial o es solo un espejismo digital?
Se dice en los pasillos, se comenta en las redes y muchos políticos lo creen a pies juntillas: “Si Alofoke no te apoya, no ganas”. Pero, ¿es cierto que un imperio de likes y views puede derribar la maquinaria electoral de un país?
La respuesta corta es: No. Y aunque suene duro para sus fanáticos (y para los políticos que le temen), las matemáticas electorales no mienten. Aquí te explicamos por qué el “Rey de las Redes” no es el dueño de las urnas.
1. Un “Like” no es un Voto (La trampa de los números)
Este es el error de cálculo más grande de la era moderna. Un video de Alofoke puede tener 1 millón de visitas en 24 horas. Impresionante, sí. Pero, ¿qué significa eso realmente?
- Muchos lo ven por el morbo, no por convicción.
- Otros lo ven por entretenimiento, pero votan por tradición familiar.
- Y la realidad más cruda: gran parte de esa audiencia ni siquiera se levanta a votar.
El algoritmo de YouTube no tiene cédula electoral. Confundir audiencia con electorado es el primer paso para perder una campaña.
2. La Democracia es más pesada que un Influencer
República Dominicana no es Twitter. Una elección presidencial es un monstruo complejo que se mueve por engranajes que un micrófono no puede reemplazar:
- La Maquinaria: Estructuras partidarias (PRM, PLD, FP) con raíces profundas en cada barrio.
- El Territorio: Líderes comunitarios, juntas de vecinos y alcaldes que mueven votos “cara a cara”.
- El Dinero: Campañas multimillonarias y sectores empresariales.
Alofoke puede hacer ruido en la capital digital, pero no sustituye el trabajo de hormiga que hacen los partidos en el “país real”.
3. El mito del “Voto Joven” obediente

Se asume que porque Alofoke habla el idioma de los jóvenes, estos harán lo que él diga. Falso.
La juventud dominicana no es un rebaño. Es un sector crítico, fragmentado y, a menudo, rebelde.
- No todos sus seguidores apoyan a los mismos candidatos.
- Muchos consumen su contenido para reírse, no para educarse políticamente.
Si Matías logra movilizar a una parte de la juventud, será un porcentaje marginal. Influir no es lo mismo que ordenar.
Entonces, ¿cuál es el verdadero poder de Santiago Matías?
No nos equivoquemos: Alofoke no es inofensivo. Su poder es real, pero tiene otra función. Él no es el árbitro, es el megáfono.
✅ Lo que SÍ puede hacer:
- Destruir narrativas: Un mal paso en su cabina puede viralizarse y arruinar una imagen en segundos.
- Agenda Setting: Poner un tema sobre la mesa del que nadie estaba hablando.
- Visibilidad: Convertir a un desconocido en una figura nacional en una semana.
❌ Lo que NO puede hacer:
- Garantizar un traspaso masivo de votos.
- Reemplazar la estructura logística de un partido.
- Elegir a dedo al próximo presidente.
⚠️ El Verdadero Peligro: Políticos adictos al espectáculo
El riesgo no es que Alofoke tenga poder, sino que los políticos crean que él es la única vía.
Vemos aspirantes a la presidencia que parecen temerle más a una entrevista en Alofoke Radio que al juicio de sus propios votantes. Han empezado a privilegiar el espectáculo sobre las propuestas, buscando el clip viral en lugar de la solución real.
Conclusión: El dedo apunta, pero tú marcas
Santiago Matías es indiscutiblemente el rey de la atención mediática. Puede encender la mecha, mover emociones y sacudir el avispero.
Pero al final del día, en la soledad de la urna, el poder regresa a su dueño original: el ciudadano.
“El ‘dedo’ de Alofoke puede señalar el camino, pero la boleta la marcan millones de dominicanos. No uno solo.”
En un país tan complejo y politizado como República Dominicana, las elecciones se ganan con liderazgo, economía y estructura, no solo con tendencias en redes sociales.