El conflicto entre Trump y Zelenski podría afectar la economía de República Dominicana, impactando los precios de energía, comercio, turismo y construcción.
La reciente confrontación entre Donald Trump y Volodímir Zelenski en la Casa Blanca ha dejado entrever un futuro incierto para las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania.
Este escenario no solo impacta la estabilidad geopolítica global, sino que también podría desencadenar consecuencias directas en la economía de República Dominicana, un país altamente dependiente de importaciones clave y el turismo.
El conflicto ha mantenido una presión constante sobre los precios del petróleo, gas natural y carbón, fundamentales para la matriz energética dominicana.
En 2021, 31% de la energía producida en el país provenía del carbón, 40.6% del gas natural y 11.6% del fuel oil, lo que hace que cualquier fluctuación en los precios internacionales tenga un impacto inmediato en los costos de generación eléctrica y, por ende, en la economía doméstica.
Ante el alza sostenida en los precios energéticos, el gobierno dominicano ha optado por subsidios a los combustibles y la electricidad, lo que representa un gasto público creciente que, en muchos casos, ha debido financiarse con deuda externa.
De mantenerse la incertidumbre en las negociaciones de paz, los costos podrían seguir incrementándose, afectando el presupuesto nacional y la estabilidad macroeconómica.
El comercio también ha sido golpeado. Rusia y Ucrania son actores clave en la exportación de fertilizantes, cereales, aceites y metales industriales, insumos esenciales para la producción y construcción en República Dominicana.
En 2021, el 85% de la malta de cebada y cereales importados provinieron de Rusia, al igual que el 29% del aluminio en bruto y el 15% de los abonos minerales.
Ucrania, por su parte, representó el 60.8% de las importaciones de productos intermedios de hierro o acero, materiales cruciales para el sector metalúrgico y la infraestructura.
El turismo, motor clave de la economía dominicana, también ha sentido los efectos del conflicto. En 2021, 269,612 turistas rusos y ucranianos visitaron el país, lo que representó un 5.4% del total de visitantes.
Con la prolongación del conflicto y las sanciones internacionales, la llegada de estos turistas se ha reducido drásticamente, afectando la ocupación hotelera y la generación de divisas.
En el sector financiero, las tensiones han aumentado la volatilidad de los mercados y han generado preocupaciones sobre posibles cesaciones de pago de las deudas soberanas de Rusia y Ucrania.
Si el conflicto se intensifica, podría dar paso a una mayor fragmentación en los sistemas de pago internacionales y una reconfiguración de las cadenas de suministro globales, cambios que afectarían el acceso a insumos críticos y a los mercados financieros.
El impacto no solo se limita a la economía, sino también al abastecimiento de alimentos y bienes esenciales.
El trigo, el maíz y el aceite de girasol son productos que han experimentado un aumento en sus precios debido a la interrupción de las exportaciones desde Rusia y Ucrania.
Como resultado, los costos de la canasta básica han subido, lo que afecta el poder adquisitivo de los dominicanos y presiona a las autoridades para implementar medidas de mitigación.
El sector de la construcción también enfrenta desafíos debido a la escasez de materiales de acero y aluminio, encareciendo las obras y ralentizando proyectos de infraestructura.
La dependencia de insumos importados ha obligado a empresas a buscar nuevas fuentes de abastecimiento, aumentando los costos operativos y afectando la competitividad del sector.
A nivel político, la prolongación del conflicto también podría generar tensiones diplomáticas en la región.
República Dominicana, al ser parte de organismos internacionales como la ONU y la OEA, ha mostrado su respaldo a las sanciones contra Rusia, lo que podría afectar futuras relaciones comerciales con ese país.
La posición del gobierno dominicano en torno a este conflicto podría influir en acuerdos económicos y en la cooperación bilateral con otras naciones.
A medida que el conflicto persiste, crece la incertidumbre sobre la estabilidad global.
La posibilidad de una escalada militar o de sanciones más severas podría agravar aún más los efectos económicos en República Dominicana, obligando al gobierno a tomar decisiones estratégicas para proteger la economía y garantizar el bienestar de la población.
Mientras Europa cierra filas con Ucrania y Moscú se regodea del quiebre diplomático entre Trump y Zelenski, República Dominicana observa con cautela, enfrentando un futuro incierto ante la posibilidad de una prolongación del conflicto.
La necesidad de diversificar proveedores y garantizar estabilidad energética se vuelve imperativa para mitigar los efectos de una guerra que, aunque lejana, impacta de manera directa la economía nacional.
La capacidad de adaptación y respuesta del país será clave para sortear los desafíos que esta crisis global continúa imponiendo.