En la concurrida intersección de las avenidas Mella y San Vicente de Paúl, un joven limpiavidrios desafía diariamente la muerte al sumergirse en las alcantarillas para obtener agua, mientras los vehículos transitan sobre su cabeza.
El arriesgado ritual se desarrolla a plena luz del día, cuando el joven levanta la tapa de la alcantarilla y se sumerge en el hoyo subterráneo, apenas a unos centímetros de las ruedas de los vehículos que pasan a toda velocidad por la transitada vía.
Con una cubeta en mano, el limpiavidrios no solo recolecta agua para su trabajo diario, sino que también aprovecha para bañarse en las peligrosas entrañas del sistema de alcantarillado, exponiendo su vida en cada inmersión.
La escena, que se ha vuelto habitual en esta zona de Santo Domingo Este, refleja la cruda realidad de quienes deben arriesgar su integridad física para ganarse la vida en las calles de la ciudad.
A pesar del evidente peligro que representa esta práctica, el joven continúa su rutina diaria, emergiendo de la alcantarilla con su cubeta llena para seguir con su labor de limpiar vidrios en los semáforos, evidenciando la difícil situación que enfrentan muchos trabajadores informales.
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