La reducción de subsidios federales amenaza con dejar sin seguro a más de 140,000 personas en Nueva York y encarecer los planes de salud en todo el estado.

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Más de 140,000 neoyorquinos corren el riesgo de perder su seguro médico o enfrentar aumentos significativos en las primas debido a la reducción de los subsidios federales del plan conocido como Obamacare o Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, por sus siglas en inglés). El impacto podría sentirse de manera directa en familias de ingresos bajos y moderados que dependen de los créditos fiscales para pagar sus pólizas de salud.

El problema surgió luego de que el reciente acuerdo temporal para reabrir el gobierno federal no incluyera la extensión de los subsidios ampliados, los cuales fueron implementados durante la pandemia para evitar que millones de estadounidenses perdieran el acceso a la atención médica. Con la expiración de estos apoyos, los expertos calculan que las primas mensuales podrían aumentar en promedio un 40%, lo que equivaldría a unos 114 dólares adicionales para una persona soltera y 228 dólares más para parejas.

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Aunque Nueva York es uno de los estados menos dependientes de estos créditos —solo el 0.6% de su población los utiliza— la cifra total de afectados supera los 140,000. La situación preocupa porque muchos de ellos podrían no tener otra alternativa viable en el sistema privado. Organizaciones comunitarias y defensores de la salud pública advierten que el fin de los subsidios podría aumentar el número de personas sin cobertura, especialmente en áreas urbanas donde el costo de vida ya es elevado.

El programa estatal Plan Esencial, junto con NYC Care en la ciudad de Nueva York, han servido como salvavidas para muchos residentes que no califican para Medicaid o para el seguro subsidiado federal. Sin embargo, los recortes proyectados amenazan con limitar su alcance. Si el gobierno federal no restablece los fondos, el estado tendría que cubrir parte de los costos, lo que podría provocar ajustes en la cobertura o incluso la eliminación de algunos beneficios. El Departamento de Salud del estado de Nueva York advirtió que, a partir de 2026, la reducción podría significar una pérdida de 7,500 millones de dólares anuales para el Plan Esencial, lo que lo haría financieramente insostenible en su forma actual.

La gobernadora Kathy Hochul y varios legisladores estatales hicieron un llamado urgente al Congreso para proteger la financiación, advirtiendo que las consecuencias serían devastadoras para miles de familias trabajadoras. “Este no es un problema partidista, es un tema de humanidad y de justicia económica”, declaró un portavoz del gobierno estatal. “Perder cobertura médica en un momento de inflación y crisis de vivienda sería un golpe demasiado duro para los neoyorquinos de bajos ingresos.”

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El activista Guillermo Chacón, presidente de la Comisión Latina sobre el SIDA, lamentó que los debates políticos en Washington estén dejando fuera a quienes más necesitan ayuda. “Un solo neoyorquino que pierda acceso a un seguro de salud nos debe preocupar y afectar a todos”, expresó. También denunció que algunos sectores están usando el tema migratorio como excusa para justificar los recortes, cuando en realidad los programas estatales como Plan Esencial y NYC Care benefician a todos los residentes, sin importar su estatus migratorio.

Mientras tanto, la incertidumbre domina entre los beneficiarios, que temen recibir en los próximos meses avisos de cancelación o incrementos imposibles de costear. El actual acuerdo de financiamiento federal solo garantiza fondos hasta el 30 de enero, lo que significa que el Congreso deberá volver a negociar la extensión de los subsidios antes de esa fecha. De no lograrse un nuevo pacto, los expertos advierten que el sistema de salud podría enfrentar una de sus mayores crisis desde la implementación del Obamacare en 2010.

La posibilidad de perder la cobertura o pagar cientos de dólares adicionales al mes ha reavivado el debate sobre la necesidad de una reforma sanitaria más amplia en Estados Unidos. Por ahora, miles de neoyorquinos viven con la preocupación de que su seguro médico —para muchos, la única garantía de poder acudir a un hospital sin arruinarse— se convierta pronto en un lujo inalcanzable.