Diario al Día, Santo Domingo- La pintora y artista visual dominicana Ada Balcácer quedó sin existencia en la ciudad de Miami, dejando una huella profunda en las artes visuales dominicanas y latinoamericanas.
Ada Balcácer nació en Santo Domingo el 16 de junio de 1930 y fue reconocida como una de las creadoras más influyentes de su generación artística.
Su trayectoria la consolidó como figura esencial del arte dominicano contemporáneo, destacándose por un rigor creativo constante y una búsqueda estética sostenida a lo largo del tiempo.
La artista desarrolló un lenguaje visual propio, caracterizado por coherencia expresiva y una sensibilidad marcada por la exploración constante del color y la forma.

La espiritualidad fue un elemento recurrente en su obra, aportando profundidad conceptual y una identidad reconocible dentro de su producción artística.
A lo largo de su carrera, Ada Balcácer recibió importantes distinciones que reconocieron su aporte extraordinario a la cultura y las artes visuales nacionales.
En el año 2011 fue galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas, uno de los máximos reconocimientos otorgados a creadores visuales dominicanos.

Posteriormente, en 2017, el Banco de Reservas la declaró Reserva Cultural de la Nación, destacando su legado artístico y su influencia cultural.
Estos reconocimientos reafirmaron su posición como referente fundamental dentro del panorama artístico dominicano y regional.
Balcácer se formó en la Escuela Nacional de Artes Visuales de Santo Domingo, donde recibió enseñanzas de destacados maestros del arte dominicano.
Entre sus docentes se encuentran Josep Gausachs, Celeste Woss y Gil, Manolo Pascual, Gilberto Hernández Ortega y Luichy Martínez Richiez.

En 1951 emigró a Estados Unidos y residió durante doce años en la ciudad de Nueva York, continuando allí su desarrollo profesional.
Durante su estancia en Nueva York, estudió en la Art Students League, experiencia que amplió su visión artística y fortaleció su propuesta creativa.
Su obra mantuvo coherencia a lo largo del tiempo, reflejando una evolución sostenida sin perder los elementos esenciales de su identidad visual.
La artista dejó una producción significativa que continúa siendo referencia obligada dentro del estudio del arte dominicano contemporáneo.