En una decisión que ha generado un amplio debate, la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional ha dictaminado que Alexander Jiménez Galván, un estudiante de Derecho de 35 años, deberá cumplir tres meses de prisión preventiva en el Centro Correccional y de Rehabilitación Najayo-Hombres. Esta medida fue emitida por el magistrado Rigoberto Sena, quien consideró que existen indicios suficientes para justificar la detención mientras se desarrolla el proceso de investigación relacionado con un polémico incidente en el que están implicados dos vigilantes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
El incidente en el campus universitario
El episodio que ha captado la atención pública tuvo lugar el pasado 16 de octubre. Según la fiscalía, Jiménez Galván llegó al campus universitario presuntamente armado, con el objetivo de recuperar unos documentos que le habían sido incautados un día antes por los vigilantes. En su intento por recuperar los documentos, el acusado protagonizó un altercado con los guardias Lyedgers Tameydshi Encarnación Peña, quien tristemente falleció días después de resultar herido, y Juan Manuel Méndez, quien aún permanece bajo cuidado médico.
La narrativa presentada por la fiscalía indica que el acusado arribó al campus “armado y molesto“. Al no poder controlar su enojo, se habrían realizado detonaciones que resultaron en las lesiones trágicas de los vigilantes. Posteriormente, en su intento de escapar, Jiménez Galván abandonó su vehículo y el arma utilizada, siendo recuperados más tarde por las autoridades. Esta evidencia ha sido fundamental en la investigación en curso.
Versiones contradictorias y defensa del acusado
Sin embargo, la defensa de Jiménez Galván, encabezada por los abogados José Cabral y Zaida Carrasco, ha presentado una versión muy diferente de los acontecimientos. Según sus declaraciones, un día antes del incidente, el estudiante se encontraba en una situación comprometida cuando fue sorprendido por vigilantes en una zona restringida del campus. Los defensores sostienen que hubo malentendidos y que Jiménez solo intentaba escapar con su vehículo del campus por miedo a ser asaltado, lo cual posteriormente derivó en el altercado.
Las declaraciones de la defensa ponen en tela de juicio las acciones de los vigilantes, afirmando que su cliente fue víctima de un uso excesivo de la fuerza, cuestión que según ellos, culminó en lesiones físicas para Jiménez Galván. Afirmar que el incidente fue una reacción desproporcionada de los guardias podría influir sustancialmente en la dirección del caso.
El fallecimiento del vigilante Lyedgers Tameydshi Encarnación Peña ha agregado gravedad al caso, y ha llevado a la fiscalía a ampliar los cargos en contra de Jiménez Galván. En este sentido, el documento que detalla la medida de coerción también señala que el acusado deberá permanecer bajo custodia hasta que el sistema judicial determine si hay suficientes evidencias para llevarlo a juicio.
La situación continua siendo un tema de intenso escrutinio en la opinión pública, suscitando debates sobre la seguridad y el manejo de conflictos en instituciones educativas. Se espera que las autoridades universitarias aborden las preocupaciones de seguridad dentro de los campus, mientras que las autoridades judiciales trabajan para esclarecer los hechos de este desafortunado evento.
Por el momento, el caso sigue desarrollándose y la comunidad permanece a la espera de una resolución definitiva. La audiencia inicial será crucial para delinear el futuro de Jiménez Galván y establecer un precedente sobre cómo se manejarán situaciones similares en el futuro. Las autoridades están comprometidas a trabajar con compromiso y transparencia para garantizar que se haga justicia de acuerdo a lo dictaminado por la ley.
