Diario al Día, Puerto Plata- La presentación del bachatero Raulín Rodríguez en La Isabela se extendió por más de cinco horas, culminando tras una intervención en la madrugada.
En pleno desborde de emociones y vítores, el artista oriundo de Montecristi permaneció sobre el escenario desde las 2:00 de la madrugada hasta pasadas las 7:00 a. m.
Durante ese extenso lapso, cientos de seguidores encontraron en la tarima un refugio festivo, entre cantos constantes, consumo de bebidas y coros repetidos de temas conocidos.
La euforia aumentó conforme avanzaban las horas nocturnas y matutinas, mientras el intérprete de “Nereyda” continuaba frente al micrófono, acompañado por aplausos y resistencia al cierre.
Cerca de las 7:30 a. m., agentes de la Policía Nacional se acercaron al área del evento para persuadir al bachatero y dar por concluida la velada prolongada.
De acuerdo con versiones de personas presentes, el cantante no mostraba intención inmediata de abandonar la tarima, situación que motivó una actuación prudente para evitar desorden público.
La celebración había sido concebida inicialmente como una actividad privada o comunitaria, pero con el paso de las horas adquirió dimensiones imprevistas ante la continuidad del espectáculo.
En plataformas digitales, la conversación se intensificó rápidamente, con usuarios que celebraban la entrega del artista y otros que cuestionaban la prolongación del evento hasta la mañana.
Una expresión repetida, “¡Bárbaro, cinco horas y quería más!”, se volvió viral en grupos de Facebook y TikTok, alimentando debates sobre límites de espectáculos nocturnos.
Raulín Rodríguez, reconocido ampliamente dentro del género bachata, no ha emitido declaraciones públicas después de la jornada, descrita por muchos asistentes como extensa e inesperada.
En la zona de La Isabela, comentarios persistieron durante horas posteriores, mezclando asombro y entusiasmo por lo ocurrido durante una de las celebraciones más prolongadas recordadas.
Hasta el momento, no se ha informado oficialmente si la intervención de las autoridades derivó en sanciones, manteniéndose el enfoque en el desarrollo pacífico del cierre.
Imágenes difundidas posteriormente muestran un ambiente tranquilo al finalizar, incluyendo registros donde el bachatero se despide con una reverencia y expresa promesa de regresar.
Estos materiales audiovisuales reforzaron la percepción de orden al cierre, subrayando que la conclusión ocurrió sin incidentes visibles pese a la extensión inusual del espectáculo.
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