En un lamentable suceso que ha conmocionado a la comunidad de Manhattan, Rosalinda Hernández, superintendente de un edificio en el sector Chelsea, enfrenta graves acusaciones por presuntamente estafar a un anciano de 98 años, Antonio Rúas, aprovechándose de su vulnerabilidad tras una caída que le provocó la fractura de la pelvis.
Según informaciones preliminares proporcionadas por la oficina del fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg Junior, la acusada, quien fue destacada por el New York Times como una “salvavidas para inquilinos mayores”, habría persuadido a la víctima para obtener poder legal sobre sus cuentas bancarias, aprovechando su posición como cuidadora desde 2020 durante la pandemia de COVID-19.
Al tanto de que Rúas le había ofrecido $100,000 por la venta de su apartamento y la supervisión de sus cuentas, Hernández procedió a escribir cheques por más de $450,000 a personas desconocidas para la víctima. En virtud de esta situación, la fiscalía detalla que la acusada también realizó gastos personales que incluían ropa, lencería, servicios de belleza y hasta una suscripción a un programa de capacitación empresarial para ella y su sobrina.
La superintendente, quien además utilizó las tarjetas de la víctima para realizar más de 900 viajes en Lyft y acumular gastos superiores a los $6,000, fue descubierta cuando el anciano regresó a su hogar y recuperó el acceso a sus cuentas financieras, revelando el alcance de la presunta estafa.
“La víctima confió en la señora Hernández en busca de ayuda, pero después de que ella se hizo amiga de él, supuestamente rompió su confianza y le robó su dinero duramente ganado por su codicia personal“, expresó el fiscal Bragg, mientras el abogado defensor Vik Pawar ha manifestado que su cliente enfrentará los cargos de hurto mayor de segundo y tercer grado.