La historia de Paramount suele asociarse a Hollywood, pero una parte clave de su crecimiento tomó forma mucho más cerca del Caribe, en un espacio conectado a la República Dominicana.

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Charles Bluhdorn, el empresario detrás de Gulf+Western, adquirió Paramount Pictures en 1966. Su nombre no suena tan familiar para el público general, pero su relación con la isla dejó una huella que todavía se reconoce en la industria cinematográfica.

Bluhdorn mantenía lazos estrechos con la República Dominicana y, desde su posición, impulsó decisiones que acercaron al país a grandes producciones internacionales.

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El contexto ayuda a entender cómo un estudio tan influyente terminó mirando hacia el Caribe. Bajo la dirección de Bluhdorn, la República Dominicana comenzó a atraer filmaciones de alto perfil.

Uno de los ejemplos más recordados es The Godfather Part II, donde varias escenas fueron rodadas en territorio dominicano para recrear ambientes de La Habana. Esa elección no solo mostró la versatilidad visual del país, sino que abrió espacios laborales y técnicos para quienes buscaban crecer en el mundo audiovisual.

DTHollywoodParamount
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Horas más tarde, ese impulso inicial se convertiría en una base para lo que hoy es un ecosistema en expansión.

El país se ha posicionado como un destino atractivo para proyectos internacionales, con estudios modernos, profesionales especializados y un marco legal que favorece la colaboración. Lo que empezó como una apuesta estratégica terminó siendo un motor de oportunidades para nuevas generaciones de creadores.

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Para quienes siguen este tema, no se trata solo de un dato curioso de la historia de Paramount. Es una relación que evidencia cómo la presencia de Hollywood puede moldear economías creativas más allá de su territorio.

La conexión entre Bluhdorn, el estudio y la República Dominicana ayudó a sembrar una visión que permanece vigente: convertir a la isla en un punto clave para la filmación global.

Lo que siguió sorprendió a varios en la industria. Décadas después, el legado continúa visible en la forma en que productoras de distintos países consideran al país caribeño como un aliado natural para coproducciones, escenarios tropicales y equipos preparados para retos mayores.

Ese puente cultural y profesional, construido casi en silencio, es parte del encanto de esta historia.

Hoy, la conexión entre Paramount y la República Dominicana funciona como recordatorio de cómo una decisión empresarial puede transformar una nación en un referente creativo. Un relato que une cine, identidad y visión de futuro.